Sunday, December 11, 2011

Plátanos aplastados y cerillos de supermercado


Luego de pasar casí una hora escogiendo nuestras cosas del super para toda las semana, paga uno y se topa con esos personajes llamados "cerillos". Al parecer el apodo les viene por un gorrito rojo con que se les uniformaba hace un tiempo, también hay quien dice que es porque se encienden cuando uno no les da propina. La neta es que los cerillos hacen una chamba necesaria pero muchas veces nos prenden por su ineficiente trabajo.

La verdad es que quizá ser cerillo es la forma más aceptada de explotación infantil. Los supermercados no tienen ninguna responsabilidad con los niños de 15 o 17 años, no les pagan un solo peso pero sí se les exigen horarios que a veces exceden 6 horas de pie cargando cosas muy pesadas y hasta los obligan a comprar sus uniformes.

La Organización Munidal del Trabajo calcula que 3.5 millones de niños mexicanos trabajan en México para llevar un dinero extra a sus hogares. Se calcula que un cerillo gana al mes $2,100 pesos al mes, lo que en ocasiones es superior que trabajos para adultos. Recientemente en algunos supermercados se les ha dado la oportunidad a adultos de la tercera edad que hacen el trabajo de empacar nuestros productos.

En lo personal me parecería una buena fuente de trabajo para los niños si es que siguen estudiando y si se les dieran prestaciones legales y no se les cargara la mano en los supermercados. Mejor aún me parece que se les dé ese trabajo a los adultos que así pueden obtener un dinerito extra y además sentirse útiles. Núnca se me ha dado la ocasión de trabajar de cerillo pero quizá puede ser hasta divertido ver qué tantas cosas compra la gente.

Sea o no legal, como consumidor exijo que se instruya a los cerillos en cómo guardar las cosas en las bolsas. La verdad es que pocas veces llego contento a mi casa luego del super. Siempre hay un pan bimbo apastado por una papaya, un huevo roto porque le pusieron un galón de jugo encima, o mis plátanos estan aplastados porque un kilo de papas las hicieron pure. Por favor señor Walmart o don Julio Regalado; instruyan, enseñen y capaciten a sus cerillos para que traten con respeto al cliente, para que empaquen las cosas correctamente y para que sonrian amablemente. Pequeñas mejoras van cambiando las cosas, seguramente la próxima vez que vaya al super, si no me aplastan los huevos le daré más propina al cerillo, sin embargo está vez mi cerillo aplastó mis plátanos y eso sí que me dejó bien encendido. Mejoremos todos y seamos responsables, comencemos por las cosas pequeñas aunque sea un "cerillo".

Saturday, December 10, 2011

"Puchuquei" o Chapultepec, nuestro Central Park chilango


"Vamos a Puchiquei" le balbuceaba a a mi papá cuando tenia mi pelo de príncipe valiente. Recuerdo varias fiestas infantiles en el bosque de Chapultepec. Globos colgados con lasos de un árbol a otro, una mesa llena de comida y un gran pastel de merengue con forma de cancha de fútbol, los amigos y familiares cantando las mañanitas, los platos donde se embarraba asquerosamente la gelatina con el pastel, las deliciosas chaparritas de naranja, y algún payaso sangrón que se contrataba de cumpleaños en cumpleaños. Así recuerdo mis primeras veces en Chapultepec.

Ya de más grandecito comencé a ir a los museos del bosque. Recuerdo las polvorientas maquetas de batallas históricas en el museo del Caracol, o la increible carroza presidencial de Benito Juárez en el garage de Castillo. Pero quizá más popular era la casa de los espejos donde los gordos eran flacos y los feos aún más feos. Quizá el zoológico lo he disfrutado más ahora ya de grande, pero como olvidar aquellos gloriosos años ochenta cuando los osos panda eran la sensación y hasta Yuri les cantaba porque "aún no andaban".

¿Quién no fue a remar con sus cuates de la secundaria al lago de Chapultepec?!, recuerdo que hace un par de años, se le hizo una grieta cual tina sin corcho y se estaba yendo el agua puerca al más allá, donde por cierto, se va toda el agua de las fugas de la ciudad. No se si exista aún, pero recuerdo una mini ciudad con calles, donde te daban una bici y tenias que obedecer las reglas de tránsito, los semáforos y a los policías, quizá si existiera hoy conduciríamos más civilizados por las calles.

Sin dudarlo el museo más maravilloso de Chapultepec y quizá de México sea el de Antropología e Historia, con su Tlalóc haciendo guardia a decenas de salas de interminables objetos que no llegan a observarse y disfrutarse en un sólo día, y sus voladores de Papantla que saludan a los puntos cardinales mientras te comes tres hot dogs por 20 pesos. Recientemente me gusta que se se ha aprovechado muy bien la reja de Paseo de la Reforma donde he visto distintas exposiciones fotográficas de las minas de Naica, o hasta de Paquita la del Barrio.

El bosque de Chapultepec es un sitio multicolor lleno de comida colorida, de botargas que se quieren retratar contigo para imprimirse en un llavero, de globeros y burbujas de jabón, de ardillas mañosas que son sobrealimentadas por los visitantes. Ayer realicé una caminata perdiéndome por lugares de Chapultepec que no tenía ni idea que existían. Descubrí un manantial que Moctezuma usaba como alberca y que ahora es un agujero seco y triste. No sabía que hay un enorme monumento en honor al escuadrón 201, justo frente a un Ahuehuete ya muerto, que Moctezuma mandó sembrar hace más de 500 años. Quizá el descubrimiento más emocionante de mi visita de ayer, haya sido un audiorama, el cual aprovecha justo el espacio adyacente a una cueva (sí, hay una cueva en Chapultepec!), en donde te puedes sentar en unas agradables y coloridas bancas a leer libros que ahí te prestan, y escuchar música que va cambiando según el día de la semana. Muy agradable me pareció este oasis de relajación donde me relajé a leer unos poemas de Neruda que me transportaron lejos del bullicio de la ciudad.

Chapultepec es un sitio para andar en una bici "vintage", para irse de pinta y echar novio revolcándose entre la hojarasca, es un escape para ir a ver un Cóndor de los Andes en el corazón de una ciudad donde sólo abundan gorriones invasores. Chapultepec es un viaje por la historia de México y descubrir la torre de donde se aventaron los niños héroes. Chapultepec es el pulmón de oxígeno más grande de la ciudad pero también es el sitio donde remas entre aguas verdes. Después de haber podido visitar Central Park en Nueva York, no dudo en afirmar que nuestro Bosque de Chapultepec tiene quizá más potencial pero lo hemos abandonado mucho, ojalá hiciéramos una cuarta parte de las actividades que hacen los gringos en su parque. Ojalá hubiera un John Lennon mexicano que donara 1 millón de dólares por la conservación de un mosaico de colores junto a una banca.

"Puchiquei" como le decía o el cerro de los chapulines es de los lugares recreativos más bellos de la Ciudad de México, yo invito y espero que lo rescatemos, lo usemos, nos lo apropiemos y lo disfrutemos mucho más. Hace casi 30 años celebré mi cumpleaños en el Bosque de Chapultepec y me aventaron al pastel luego de apagar las velitas, me estaba asfixiando porque el merengue entró por mi nariz. Aún recuerdo el episodio como un trauma de la infancia, pero no fue suficiente para evitar que regrese a nuestro Central Park chilango y lo disfrute siempre como aquellas primeras veces, entre osos pandas, payasos, ardillas y globos de cumpleaños.


Friday, November 18, 2011

Migrando a la escuela


Hace una semana le ofrecí la plática de Zoonidos a mi amiga Libertad que es maestra en el Colegio Williams, pero me pidió que en vez de esa le preparará una acerca de migraciones animales que era la unidad que estaban viendo sus alumnos. Acepté gustoso, siempre con el reto de aprender algo nuevo en el proceso de preparar la plática.

Luego de una semana de aprender que las libélulas migran persiguiendo la lluvia, que el zooplancton se mueve huyendo de sus depredadores y que Disney se burló de los lemmings porque supuestamente migraban para suicidarse, llegó finalmente el día. Esta mañana llegué temprano a la primaria donde trabaja Libertad y me tocó primero esperar en una banca mientras estaba el recreo. Quizá tenía ya como un año de ir a ningún patio de una escuela. Los niños estaban en el clásico partidito de futból, las niñas probándose la falda de revolucionarias para su bailable de la ceremonia, una bolita de niños jugando resorte, la maestras aprovechando para echar el chisme y comer algo, hasta que finalmente sonó la clásica chicharra de escuela que echó todo a perder y marcó la hora de formarse para regresar a clases.

Libertad y otras maestras estaban muy apenadas porque habían olvidado, que tenían a la hora que me citaron la ceremonia del día de la Revolución Mexicana, así que me invitaron a acercarme con los niños a ver el evento. Estoy seguro que tenía al menos 17 años de no estar en una ceremonia de escuela, cantando el clásico "se levanta en el mástil mi bandera". Escuchando el "firmes ya" del director de la escuela y cantar el Himno nacional con mi mano bien cerrada sobre el corazón. Soy un poco patriota y siempre me quejo de los futbolistas en la tele que apenas mueven la boca cuando los encuadran a la hora de estar en el Azteca lleno. Mi sugerencia es que en el camión desde la concentración se les entregue el Himno a todos para que canten con ganas. Así que pensado lo anterior y aprovechando la rara ocasión, pues me puse a cantar con más fuerza el "Mas si osaré un extraño enemigo profanar con sus plantas tus suelos" y "un soldado en cada hijo te dio" (que hace 20 años no tenía ni idea de que fregados significaba!!).

Finalmente llegó la hora de la plática y entramos a un pequeño auditorio con una batería en el escenario (por cierto, quiero aprender a tocarla!). Y comencé la plática; porqué migran los animales, las grandes migraciones de las aves, el viaje de los elefantes para conseguir agua, la persecución de los tiburones y los atunes en el Pacífico, el baile de las medusas y el sol en Palau, el recorrido de los pingüinos emperadores para alimentar a su polluelo, la subida río arriba de los salmones para morir luego de desovar y hasta la persecución de los judíos por los Nazis. Luego vino una lluvia de ordenadas e interesantes preguntas. Qué cómo saben a dónde migrar, que qué pasa si se pierden en el camino, que quiénes migran más si los humanos o los animales, que porqué nos conviene la migración.

El tiempo se nos vino encima y tuvimos que cortar las preguntas, al final recibí mi aplauso, y de repente se levanta Pablo (un niño que ya me había dicho Liber que se parecía a mi porque le gustaba la naturaleza) y que me da un papelito con un lápiz y me pide un autógrafo. Luego de escribirle algo que espero lo inspire, la manada completa de niños me pidió que también les diera su garabato a todos. Finalmente y como si no fuera ya demasiado conmovedor y emocionante, llegó una niña super dulce a decirme que yo era su "beneficio" del día. Salí del auditorio rodeado de pequeños hombrecitos platicándome de sus libros de tiburones, preguntándome si los patos canadienses estaban en extinción y despidiéndome agradecidos.

Las puertas de la escuela se cerraron detrás de mi, pero mi boca estaba abierta y muy sonriente. Caminé de regreso a mi casa con mi mochila en el hombro como hace tantos años lo hice diariamente. Me sentí muy contento y satisfecho de compartir un poco de conocimientos con los niños. Sin duda yo aprendí más y me llevo más de ellos que ellos de mí. Me encantó esta mañana regresar a la escuela, escuchar la chicharra, escuchar gritos, sentir la energía y ser el "beneficio" de un grupo de niños de 10 años. Hoy los niños me recordaron que amo lo que hago y que me hace muy feliz.

En contrasentido un gigantesco grupo de autos galoparon a toda velocidad migrando con destino desconocido, yo, simplemente camine de regreso a casa, satisfecho de haber alimentado mi espíritu.

Para miss Liber, a aquellos que me enseñaron a compartir el conocimiento y a todos los niños que les emociona nuestro maravilloso mundo como a mi.

18 de Noviembre del 2011.

Tuesday, October 25, 2011

El cielo y el infierno en una misma isla del Caribe


El pánico se desencadenaba en las calles de la isla Cozumel, como en aquellas películas de Godzilla cuando éste caminaba destruyendo edificios de cartón a su paso. Era la mañana del 18 de octubre del 2005 y lo inevitable estaba por suceder.

23 horas antes pensé que no quería repetir el tormento de vivir de nuevo la terrible experiencia de vivir un huracán. Acudí temprano con mis compañeros de trabajo a la oficina de Mexicana de aviación y conseguimos luego de una larga espera, los últimos boletos para salir de la isla. La posibilidad de alejarse por tierra ya no existía desde aquella mañana, pues el ferry había dejado de dar servicio para alejarse a puerto seguro. En ese momento había que esperar 24 horas y rezarle a alguien para que saliera nuestro avión o el huracán cambiara de dirección. Lo último me parecía casi imposible por el enorme tamaño del meteoro en las imágenes satelitales. Recuerdo que un taxista me dijo “se va a desviar esa Wilma para el norte, siempre pasa, no se preocupe, dos huracanes en la misma temporada es imposible”.

Había que estar preparados, así que fuimos de compras al único super que había, por si teníamos que quedarnos en la isla durante el huracán. Parecía que venían tiempos de guerra; anaqueles vacios y filas largas de carritos llenos de latas, botellas de agua y veladoras eran el escenario en el que cientos de cozumeleños corrían en busca de algo con que sobrevivir.

Desde Emily me impresionó que pocas horas antes de la llegada de un huracán el clima es perfecto; cielo despejado, sol intenso y una escalofriante tranquilidad, pues el huracán está concentrando el agua y viento para soltarlos con fuerza de repente. Pocas horas antes de aquel otro huracán anterior, recuerdo haber estado nadando durante la espera ya en el toque de queda. Mi mamá muy asustada que me hablaba desde la Ciudad de México no podía creer que siguiera asoleándome en una alberca muy campante.

Por la noche el pronóstico de las noticias era que Wilma era ya el huracán más grande y poderoso de la historia del Atlántico. El taxista se había equivocado. La imagen del televisor mostraba un mapa con la posible trayectoria, la línea roja atravesaba nuestra diminuta isla justo por encima.

Aquella noche casi no pude dormir, el recuerdo de aquellas horas de angustia durante Emily me daban vueltas en la cabeza. En aquel otro, mi primer huracán, terminé encerrado en un diminuto baño con otros dos compañeros abrazados a un garrafón de agua. Las paredes de lo que en ese entonces se llamaba “Hotel Days Inn” se cimbraban con la terrible fuerza del viento.

Amaneció aquel 18 de octubre del año 2005 y aún no era seguro que despegara aquel avión hacía la Ciudad de México, donde supuestamente me iría. Lo tomaríamos, o nos quedábamos con los casi 60,000 cozumeleños que no tenían más que quedarse a cuidar de sus familias y bienes.

Nos habían pedido que llamáramos al aeropuerto para ver si saldría nuestro vuelo. Decenas de llamadas sin respuesta aumentaban nuestra angustia. No recuerdo haber desayunado siquiera aquella mañana. Tomamos algunas pertenencias y con boleto en mano fuimos hasta el aeropuerto. Al cruzar la ciudad el miedo se podía ver en las caras de la gente y en la gran velocidad de las motocicletas. Filas interminables salían del interior de ferreterías y madererías. Motocicletas y triciclos que transportaban paneles de madera, apenas se reflejaban en los pocos espacios que dejaba la cinta canela en los cristales de las casas de San Miguel de Cozumel.

Al llegar al aeropuerto ya había decenas de norteamericanos angustiados y desorientados al descubrirse sin vuelos y sin saber en donde resguardarse. Mi boleto de avión era seguramente el objeto más valioso en la isla en ese momento. Varios turistas ofrecieron lo que fuera por comprarlo, mi reacción fue instantáneamente agarrarlo más fuerte. El ya solitario interior de la terminal aérea era preocupante, sin embargo una sola hilera de personas estaban ansiosas por documentar. Una voz fuerte se escuchó desde el mostrador, “el avión llegará una hora antes y esperamos que sí pueda salir, pero ya no se vayan o pueden perder su lugar”.

No llevábamos maletas pero sí sobrepeso en angustia y nervios por ya querer sentirnos seguros. Una hora más tarde el avión de Mexicana era el único sobre la solitaria pista del aeropuerto. Increíblemente un grupo de unas diez personas descendió del avión, “qué no vieron las noticias!”, me pregunté. En pocos minutos estábamos sentados en el avión que ya se tambaleaba por el viento. Eran las 11:30 de la mañana y al fin parecía que pronto estaríamos escapando seguros. Por la ventanilla miraba como el viento ya doblaba algunas ramas de árboles, el cielo gris eclipsaba a un sol que no saldría en tres días más. Siete minutos detenidos en el extremo poniente de la pista fueron una eternidad para casi 100 pasajeros que estábamos ansiosos por despegar. Después de silencio, rezos y gotas de sudor en la frente el piloto anunció el despegue. El sonido ensordecedor de las turbinas, por primera vez en mi vida me tranquilizaba un poco.

Al despegar pude ver por la ventanilla aves volando a la par del avión intentando encontrar refugio también. Las últimas personas salieron del aeropuerto y la puerta por la que habíamos salido de la sala, estaba ya cubierta con una enorme hoja de triplay. Cozumel se empequeñecía ante mis ojos y se quedaba más aislada que nunca. El avión dio una vuelta sobre la isla, abajo los 60,000 que se quedaban, una selva hermosa, aves y mamíferos endémicos, el segundo arrecife más grande del mundo, el mar turquesa y kilómetros de playas de arena blanca. A 40 pies de altura, la isla se veía tan bella y a la vez tan frágil como una maqueta de papel.

Es difícil describir mis sentimientos de aquel momento, la tranquilidad volvía a mí, pero una tristeza enorme invadía mi corazón, aquella hermosa isla que vieron mis ojos, fue con seguridad el último vistazo de lo que sería destruido en algunas horas. El avión se inclinaba hacia el cielo y Cozumel se hacía más pequeño en la ventanilla, fue inevitable ocultar las lágrimas que salieron de mis ojos. Paradójicamente me estaba yendo, pero mi corazón se quedó en la selva de Cozumel donde se estremeció durante tres días que duró la destrucción del huracán Wilma.

Meses después regresé y platiqué en Cozumel esta historia a un anciano el cual luego de sobrevivir decenas de huracanes durante su vida en la isla me dijo, “este es el precio de vivir en el paraíso”. Hoy nuestro querido Cozumel se recupera una vez más, para ser un pedazo del cielo en la tierra.

Cozumel, Quintana Roo

7 de marzo del 2007

Mis buenos deseos para mis amigos en Cozumel, si pudieron con Emily y Wilma podrán con Rina esta vez. Por favor no olviden guardar a todo los animales de la selva en sus casas.

Morelia, Michacán

25 de octubre de 2011


Wednesday, October 19, 2011

Chabelo, ruido o silencio


Cada domingo de mi infancia esperaba el concurso de la escalera de Chocomilk para ver el momento en que Chabelo le preguntaba al concursante “¿quieres ruido o silencio?”. Cuando estaba pequeño no le veía mayor importancia, al final pocos eran los que lograban ganar el juego, sin embargo hoy sé las probabilidades eran menores de escoger ruido. Estudios científicos han demostrado que el ruido del tráfico de autos (85 dB) puede causar agitación respiratoria, taquicardia, dolor de cabeza, gastritis, de colesterol, fatiga, insomnio, disminuir la capacidad de atención y aprendizaje y tornar agresiva la conducta.

Gracias quizás a Steve Jobs es muy común que de unos años para acá cualquier persona traiga su ipod con una buena rola a todo volumen. El fenómeno me ha parecido muy significativo porque ahora te subes a cualquier transporte público y todos van como zombies aislados del mundo y a la vez creyéndolo, van perturbando con un siseo terrible de hasta 104 decibeles que se puede alcanzar. Un estudio reciente ya detectó las consecuencias de la música a todo volumen. El escuchar diariamente 90 minutos de música a alto volumen por los audífonos, te garantizará quedarte sordo 30 años antes que tus abuelos. Los nuevos sordos hoy son los adolescentes entre 15 y 24 años, quienes obviamente son los que utilizan más estos aparatos sin medir consecuencias. Las discos, los conciertos de rock y el cine, son lugares donde comúnmente nos bombardean con ondas vibratorias que hacen vibrar nuestro sensible y diminuto tímpano. En un estudio la banda sonora de la película Batmán y Robin provocó elevaciones de la presión sanguínea y el ritmo cardiaco en los escuchas, además de dolor.

El fuerte ruido puede acabar con las células en nuestro oído y la pérdida comienza por los sonidos más agudos. Recuerdo siempre a mi amiga Sandra Gallo que también trabaja con bioacústica, viéndola en algún bar poniéndose bolitas de servilleta en las orejas para cuidarse del ruido. En aquel momento me pareció muy exagerado, sin embargo cada vez es más frecuente que yo también prefiera perder un poco el hilo de la plática haciendo lo mismo, que reducir mi rango de frecuencias por escuchar “Seven Nation Army” a todo volumen.

La tecnología ha avanzado a grandes pasos recientemente, sin embargo nuestras máquinas aún son muy ineficientes y ruidosas. Si lo pensamos un poco hasta hace 100 años en un campo no había ruido más fuerte que quizá una vaca mugiendo o el viento soplando por las hojas de los árboles. Hoy en día esta perturbación invisible llamada ruido afecta casi cualquier parte del mundo. El científico Bernie Krause ha grabado paisajes sonoros desde los ochentas y explica como actualmente al regresar a los mismos sitios ha tenido que esperar hasta 30 horas para grabar 15 minutos de audio sin ruidos de origen humano.

En este mundo no había más ruidos que el de la lluvia, el viento y los truenos; los animales se adaptaron a ello, sin embargo en muy poco tiempo hemos puesto a prueba su plasticidad para sobreponerse y comunicarse a pesar del ruido. Las aves cantan principalmente para declararle su amor a alguna potencial pareja. Uno de mis experimentos en Cozumel fue poner a prueba a 10 especies de aves de Cozumel para ver su respuesta inmediata ante ruido de autos o de un despegue de avión. Desgraciadamente la mayoría se fueron o dejaron de cantar. Muy pocas fueron las que siguieron cantando o pudieron modificar sus cantos para sobreponerse al ruido. Desgraciadamente la mayoría de los animales son muy sensibles al ruido y sonidos que los humanos ni siquiera escuchamos pueden afectar sus enamoradizas vocalizaciones.

Algo que aún no está del todo comprobado es que el ruido en humanos también puede causar esterilidad. Las vibraciones de alta intensidad pueden hacer vibrar tus testículos o tus ovarios y causar daño a tus células reproductivas. En Nueva York se han reportado casos de mujeres a las cuales se les han desprendido las trompas de Falopio debido a constantes niveles de ruido. Según la Organización Mundial de la Salud el ruido no debe exceder de 54 dB por el día ni 46 dB por las noches, sin embargo el centro de la Ciudad de México tiene niveles de hasta 75 dB, lo anterior me hace sospechar que sin ese ruido seriamos más que 112 millones de mexicanos.

Vivimos en un mundo fantástico de estímulos sensoriales, pero si quieres seguir disfrutando de la pituda voz de Justin Bieber te recomiendo que le bajes a tu música y descanses el oído tanto como puedas. A veces como un reto me pongo a buscar un lugar y momento donde no haya ruido alguno más que el de mi respiración, te invito a encontrar tu momento, te prometo que te entretendrás por días.

Cuando tenga un hijo (sí mis espermatozoides rockeros lo permiten) y lo lleve a concursar con Chabelo, le aconsejaré que pida silencio al subir por la escalera. Quizá no gane pero al menos estará concentrado y feliz. También así, chance y de viejo pueda escuchar el sonido del control remoto cuando se le caiga, para así encontrarlo y ponerle “mute” al maldito ruido de la tele, esa que hoy taladra mis oídos.

“No rompas el silencio si no es para mejorarlo” Proverbio chino. . (Shhhhhhhhh!)

thortita99@hotmail.com

Monday, October 17, 2011

Los maravillosos vampiros de "a devis"



Nuestra cultura está llena de personajes de ficción, unos de los más obscuros y temidos seres son los vampiros. Pensando en sus características, puede ser que el pelo, los dientes, las garras y la sangre sea lo que nos remita a algún ancestral temor por animales salvajes, cuyas presas sí fueron los primeros humanos. La realidad es que, hoy en día, hemos pasado de aquellos personajes oscuros y sanguinarios que nos daban terror como el Conde Drácula al apuesto Edward, el romántico vampiro del que están enamoradas muchas adolescentes. Todo esto cambia una vez más nuestra concepción de los vampiros.

Para indagar en los orígenes de los vampiros debemos retroceder el tiempo hasta 1897, cuando el escritor irlandés Bram Stoker escribió su famosa novela acerca de un personaje que gustaba beber sangre humana. Stoker se basó, principalmente, en Blad Tepes, un héroe rumano del siglo XV que comía pan remojado en la sangre de sus víctimas. Otras influencias para Stoker, fueron las historias europeas que se contaban en aquella época acerca de murciélagos sedientos de sangre que habitaban el Nuevo Mundo, así fue como nació “Drácula”.

Estos murciélagos a los que se referían los conquistadores han gozado de buena y mala fama debido a los vampiros de ficción. La verdad es que existe la errónea creencia de que todos los murciélagos chupan sangre y son peligrosos para los humanos, pero no es así. De las más de mil especies de murciélagos que existen en el mundo, tan sólo 3 tienen la capacidad de alimentarse de sangre, el resto come insectos, frutos, polen, peces y hasta de néctar, como los colibríes. De estas tres especies de hematófagos, como se les llama, dos se alimentan, exclusivamente, de sangre de aves y una sola, Desmodus rotundus, es capaz de alimentarse de sangre de mamíferos. Biológicamente esto es muy singular, pues estos animales, de por sí interesantes por ser los únicos mamíferos que pueden volar, son la única especie capaz de extraer los nutrientes de la sangre que chupan.

Un detalle que quizá no advirtieron los creadores de los vampiros de ficción es que la sangre se coagula muy rápido, así que Drácula, en realidad, no podría beber mucha sangre humana a menos que tuviera la enzima anticoagulante que aplican los murciélagos hematófagos en su saliva al morder, la “desmodaza”. Dicha enzima, por cierto descubierta por un científico mexicano en los años ochenta, está en etapa de pruebas para determinar su eficiencia como tratamiento inmediato para deshacer coágulos cerebrales, conocidos como trombosis. Así que, aquella mordida de vampiro de la que tememos, quizá sea un buen día la única salvación de nuestras vidas.

El terror de los conquistadores españoles por los murciélagos, comenzó cuando observaron que aquellos murciélagos hematógafos chupaban la sangre de sus animales domésticos y su ganado. La verdad es que antes de que invadiéramos su hábitat natural, los murciélagos o también llamados vampiros, se alimentaban de animales silvestres como armadillos y coatís. Al destruir sus hábitats y, con ello, sus fuentes de alimento, los vampiros tuvieron que alimentarse del ganado traído por los españoles, como vacas, caballos, burros, cerdos, chivos, etc. La cosa se puso más terrorífica cuando se dieron cuenta de que no sólo mordían el cuello, pues cualquier parte del cuerpo con piel delgada y buena irrigación es buena para que los vampiros claven sus dientes. Orejas, párpados, patas, dedos de pies y manos eran algunas otras preferencias del selecto menú de los murciélagos en la nueva España.

La mala fama de los murciélagos hematófagos tuvo como primer promotor al conquistador Gonzalo Fernández de Oviedo, quien en 1526 escribió cartas a España informando que los murciélagos del nuevo mundo mordían a los cristianos desangrándolos hasta la muerte, quizá por el virus de la rabia. Obviamente, los indígenas sabían cómo curar estas heridas, pero el conocimiento murió, al igual que los indígenas conquistados tildados de “ignorantes”. La rabia, en efecto, puede ser transmitida por los murciélagos pero son mucho menores los casos, que las afectaciones que causa un perro con esa enfermedad; además, el murciélago contagiado suele morir al contagiarse, paradójicamente, por animales de ganado infectados, como los que trajeron los mismos españoles. Es decir, la rabia al parecer la trajeron ellos mismos.

Pero, para los pobladores prehispánicos los murciélagos, en general, fueron considerados como deidades de la muerte y del inframundo. Quizá, dormir de cabeza en las cuevas y salir por la noche a buscar su alimento son otras características que, además de las anteriores, han sido consideradas por muchas culturas para atribuirles un carácter místico y obscuro. La verdad es que los murciélagos son animales increíbles cuya función ambiental ni siquiera valoramos o advertimos. Por ejemplo, un grupo de 150 murciélagos insectívoros puede comerse a 1.3 millones de mosquitos en un año controlando así, plagas que nos podrían contagiar de enfermedades o destruir cultivos. Los murciélagos también polinizan cada noche una gran cantidad de especies vegetales, por ejemplo, los agaves, así que, sin el trabajo nocturno de millones de murciélagos, no podríamos disfrutar del delicioso mezcal o tequila.

Por otro lado, la importancia de los murciélagos hematófagos radica en sus increíbles especializaciones evolutivas, en ser diferente y, por sólo eso, aportar a la biodiversidad del planeta. Además de este valor biológico, no podemos negar el importante valor cultural que ya hemos comentado. Sin Desmodus rotundus, es muy posible que hoy no existieran sagas de los adictivos libros de Anne Rice, ni las tribus urbanas góticas inspiradas en los vampiros y, sin ellos a “Bella” no le quedaría más que tener un amorío con Jacob el hombre lobo de Twilight.

La fama de los sangrientos o románticos vampiros de ficción ha mitificado a los “murciélagos vampiros” para bien y para mal. Lo bueno es que gracias al Conde Drácula o al Conde Pátula, al menos se mantiene despierto el interés de la gente por estos seres, que antes que villanos o dioses, son animales maravillosos y fascinantes.

thortita99@hotmail.com

Monday, October 10, 2011

El acordeonista ciego y el tren de la esperanza



(Blog para escuchar con música de Astor Piazzolla)

Afuera de la casa de los once patios en Pátzcuaro junto a un portal, se sienta un señor invidente a tocar un viejo acordeón que le da un toque muy especial al callejón. Luego de pasar una primera vez y tomarle una foto me dí cuenta que el señor aparece en la página de Wikipedia cuando buscas "Acordeón" (http://es.wikipedia.org/wiki/Acorde%C3%B3n), con una foto muy similar a la que le tomé.

Este fin de semana tuve la oportunidad de ir de nuevo al mismo callejón y encontrar al acordeonista, pero esta vez me envolví en una plática muy interesante, de hecho fue más bien un monólogo que me hubiera encantado grabar.

El acordeonista ciego me contó que tiene sentado en el mismo portal desde 1982 tocando el mismo viejo instrumento a cambio de unas monedas que le dan para sobrevivir. Pronto me comenzó a hablar de política y de los actuales candidatos de campaña a gobernadores de Michoacán, me dijo que le gustaría proponer entre otras cosas que retomaran las ideas de los 50´s cuando un tren turístico iba y venia de Morelia a Pátzcuaro. "Eso abrió el turismo a Pátzcuaro y nos comenzó a ir muy bien" me dijo, ahora la economía está muy mal desde Salinas. Pasando a las ligas mayores me comentó que deberíamos de reelegir a Zedillo porque ayudó a la economía luego de que Salinas nos robó mucho, "lástima que a Zedillo lo metieron en la cárcel, aún no entiendo porqué"..no se de dónde habrá sacado esa información quizá alguien confundió "jail" con "Yale", porque que yo sepa Zedillo es director de un centro de investigaciones económicas de la afamada universidad americana. En fin, el acordeonista interrumpió la música en el callejón para preguntarme a qué me dedicaba y luego de decirle que era estudiante de la UNAM me dijo muy animado, "te voy a encargar un favor, tu que tienes los medios de dirigirte a los jóvenes, diles que voten por los gobernantes que nos escuchen, los que mejoren la economía, los que nos traigan de nuevo el tren lleno de turistas".

Recordé que el sábado como es mi costumbre, salí cuasi en pijama al tianguis a dos calles de mi casa a comprar las frutas de la semana, y está vez había un arguende tremendo, en un extremo de la calle había un vehículo con un altavoz con una terrible canción tropical repitiendo el nombre de un candidato del PRD, y en el pasillo del tianguis había una horda de personas pegándo calcomanias de la cara de un candidato sonriente del PRI y entregando pulseras y gorras rojas a cambio de anotarte en una lista. Las calles, autos y casas de Michoacán están llenas de letras "F" de fotos de candidatos y nombres que no dicen nada, que no nos dicen cómo van a trabajar, qué objetivos tienen, cómo van a erradicar la violencia o cómo le van a dar trabajo a la gente. Como siempre la gente votará por el que le dio una pulsera, o una calcomania, o hasta por el más sonriente. Es muy triste y patético, pero seguimos siendo un país de políticos populistas, de cambiar votos por tortas y refrescos.
Sentí una responsabilidad grande de cumplirle al acordeonista ciego su petición y transmir su mensaje, es por eso que escribo estas lineas. Es muy triste que el acordeonista sin ver y sentado en el mismo portal, quizás "vea" y perciba las cosas con más claridad que los demás que estamos viendo y "no vemos". Comparto el deseo del acordeonista ciego, me gustaría ver un país donde los trenes viajaran llenos de alegres turistas trayendo prosperidad económica para todos y no trenes llenos de inmigrantes huyendo de la pobreza y dejando a sus familias. Si quieren ir a un, "aún" pedacito de México mágico, los invito a que vayan al callejón afuera de la casa de los once patios en Pátzcuaro, en donde un viejo ciego les abrirá los ojos con sus notas nostálgicas y una plática inteligente desde el corazón.

Wednesday, October 05, 2011

el ipod de DaVinci


Hace un par de horas murió Steve Jobs personaje que sí sabia hacer negocios y crear productos novedosos. Todos conocemos parte de la historia de Steve el chico adoptado que comenzó a hacer computadoras portátiles en el garaje de su casa cuando joven. De manera similar Mark Zuckerberg en Harvad como bien sabemos, realizó (o pirateó) brillantes ideas para hacer la red social más famosa del mundo. Hace más de 500 años Leonardo Da Vinci también a corta edad ya era maestro de pintura y comenzaba a inventar artilugios adelantados a su tiempo como tanques y helicópteros.

De vez en cuando aparecen estos personajes envidiables por sus ideas brillantes, novedosas, o que nos atrapan, o que la mayoría admira o quiere. Quién no quisiera ser millonario a los 23 años, o ser el autor de la pintura más famosa del mundo, o haber creado el producto más deseado del mundo. Como suele suceder, estos personajes brillantes son efímeros y ni los millones de Steve Jobs pudieron salvarlo de su cáncer en el páncreas. Pero quizá es mejor una breve y exitosa vida que una larga y fracasada y aburrida vida, así que supongo que Jobs estará satisfecho de que muchos millones de personas estén enchufadas a un ipod en este instante.

Me pregunto si Leonardo estuviera vivo qué música traería en su ipod o qué frase hubiera escrito en su muro del Face esta tarde al respecto de la muerte de Jobs. No queda más que inspirarse en estos tipos brillantes y continuar tratando de hacer lo mejor, para conseguir ese destello que nos lleve al éxito en esta breve vida.

Tuesday, October 04, 2011

Cómo echar a perder un negocio en 10 pasos


A cada rato me ando quejando de los negocios de todo tipo, supongo que es normal estar inconforme cuando los servicios que estás pagando no son lo que esperas o peor aún te están viendo la cara. En México me parece que somos poco exigentes con la calidad de los servicios o productos que pagamos, quizá nuestra "indiosincracia" nos hace ser penosos, tímidos, tibios y quedarnos callados cuando debiéramos exigir lo que es justo. Hace un par de años estuvo en mi casa mi amiga catalana Mercé. Salir con ella llegaba a dar miedo, porque en todo negocio exigía, reclamaba, sugería, corregía. Llegaba a ser un poco incómodo estar en medio de la discusión, pero al final de su estancia entendí que debemos levantar la voz y reclamar lo justo o decir las cosas para que mejoren las cosas.

Manejando la psicología inversa, a continuación en listo una serie de pasos que creo son esenciales para echar a perder un negocio:

1. Deja la administración de tu negocio a terceros y vete a tu casa a dormir.
2. Ten una actitud negativa y desatenta con tus clientes, siempre recibelos con una mala cara.
3. Esmérate en dar la peor calidad, las menores cantidades, el peor producto.
4. Has que tu producto sea lo menos parecido a las ilustraciones de lo que prometes.
5. Tárdate mucho en atender y olvida al cliente.
6. Jamás sigas el orden de la fila de clientes esperando tu servicio.
7. Siempre quédate con las diferencias del cambio, o hazte guey con el mismo.
8. Mantén tu local lo más sucio, feo y desordenado que puedas, intenta dar el peor aspecto posible.
9. Trata de no tener el producto que te pidan y jamás hagas el esfuerzo por conseguirlo.
10. Nunca hagas promociones y no inviertas en mercadotecnia, no te esfuerces en ganar más clientes.
11. Recuerda siempre que el cliente nunca tiene la razón.

Sí obedeces al pie de la letra estos sencillos pasos, te garantizo que en poco tiempo podrás echar a perder tu negocio y lo podrás cerrar, para así rascarte la panza en tu casa sin un centavo en la bolsa.

Monday, October 03, 2011

Cuando las fotos sangran y asustan


Me gusta tomar fotos principalmente de paisajes y animales, sin embargo mucho tiempo pensé que una foto sin personas era como una foto sin alma. Uno de los principales motivos para que la gente tome fotos actualmente es conservar y quizás presumir las fotos de sus viajes, de sus idas al antro y de sus reuniones familiares entre otras. Así que con el abaratamiento de las cámaras digitales cualquier "pelaná" dijeran los "yucas", toma y sube fotos a su "feis" sin tener la mínima idea de composición, estética y no se diga arte. Claro que para lograr lo anterior se necesita mucha experiencia, buen ojo, educación fotográfica y hasta el toque artístico, sin embargo hay un par de recomendaciones que debemos tomar en cuenta para tomar una fotografía decentemente aceptable.

La primera es sostener muy bien la cámara durante al menos 3 segundos mientras el obturador está abierto. A nadie le gustan las fotos de personas que parecen fantasmas con rostros barridos que asustan. La segunda es no cortar piernas, brazos y menos cabezas de los fotografiados. Claro que existen muchos planos pero si no estas seguro de cuál es el adecuado, te recomiendo que tomes al conjunto de personas, observando incluir todas las partes de sus cuerpos. Piensa que el marco de la foto es una hoja afilada que sangrará y mutilará los cuerpos si los mochas.


Evitando fotos que "sangren" o que "asusten", garantizaras que a tus imágenes se les salga el alma, o al menos que tus cuates no te mienten la madre el lunes cuando subas las fotos a la red.

Para más información de los planos fotográficos consúltate esta página: