Cada domingo de mi infancia esperaba el concurso de la escalera de Chocomilk para ver el momento en que Chabelo le preguntaba al concursante “¿quieres ruido o silencio?”. Cuando estaba pequeño no le veía mayor importancia, al final pocos eran los que lograban ganar el juego, sin embargo hoy sé las probabilidades eran menores de escoger ruido. Estudios científicos han demostrado que el ruido del tráfico de autos (85 dB) puede causar agitación respiratoria, taquicardia, dolor de cabeza, gastritis, de colesterol, fatiga, insomnio, disminuir la capacidad de atención y aprendizaje y tornar agresiva la conducta.
Gracias quizás a Steve Jobs es muy común que de unos años para acá cualquier persona traiga su ipod con una buena rola a todo volumen. El fenómeno me ha parecido muy significativo porque ahora te subes a cualquier transporte público y todos van como zombies aislados del mundo y a la vez creyéndolo, van perturbando con un siseo terrible de hasta 104 decibeles que se puede alcanzar. Un estudio reciente ya detectó las consecuencias de la música a todo volumen. El escuchar diariamente 90 minutos de música a alto volumen por los audífonos, te garantizará quedarte sordo 30 años antes que tus abuelos. Los nuevos sordos hoy son los adolescentes entre 15 y 24 años, quienes obviamente son los que utilizan más estos aparatos sin medir consecuencias. Las discos, los conciertos de rock y el cine, son lugares donde comúnmente nos bombardean con ondas vibratorias que hacen vibrar nuestro sensible y diminuto tímpano. En un estudio la banda sonora de la película Batmán y Robin provocó elevaciones de la presión sanguínea y el ritmo cardiaco en los escuchas, además de dolor.
El fuerte ruido puede acabar con las células en nuestro oído y la pérdida comienza por los sonidos más agudos. Recuerdo siempre a mi amiga Sandra Gallo que también trabaja con bioacústica, viéndola en algún bar poniéndose bolitas de servilleta en las orejas para cuidarse del ruido. En aquel momento me pareció muy exagerado, sin embargo cada vez es más frecuente que yo también prefiera perder un poco el hilo de la plática haciendo lo mismo, que reducir mi rango de frecuencias por escuchar “Seven Nation Army” a todo volumen.
La tecnología ha avanzado a grandes pasos recientemente, sin embargo nuestras máquinas aún son muy ineficientes y ruidosas. Si lo pensamos un poco hasta hace 100 años en un campo no había ruido más fuerte que quizá una vaca mugiendo o el viento soplando por las hojas de los árboles. Hoy en día esta perturbación invisible llamada ruido afecta casi cualquier parte del mundo. El científico Bernie Krause ha grabado paisajes sonoros desde los ochentas y explica como actualmente al regresar a los mismos sitios ha tenido que esperar hasta 30 horas para grabar 15 minutos de audio sin ruidos de origen humano.
En este mundo no había más ruidos que el de la lluvia, el viento y los truenos; los animales se adaptaron a ello, sin embargo en muy poco tiempo hemos puesto a prueba su plasticidad para sobreponerse y comunicarse a pesar del ruido. Las aves cantan principalmente para declararle su amor a alguna potencial pareja. Uno de mis experimentos en Cozumel fue poner a prueba a 10 especies de aves de Cozumel para ver su respuesta inmediata ante ruido de autos o de un despegue de avión. Desgraciadamente la mayoría se fueron o dejaron de cantar. Muy pocas fueron las que siguieron cantando o pudieron modificar sus cantos para sobreponerse al ruido. Desgraciadamente la mayoría de los animales son muy sensibles al ruido y sonidos que los humanos ni siquiera escuchamos pueden afectar sus enamoradizas vocalizaciones.
Algo que aún no está del todo comprobado es que el ruido en humanos también puede causar esterilidad. Las vibraciones de alta intensidad pueden hacer vibrar tus testículos o tus ovarios y causar daño a tus células reproductivas. En Nueva York se han reportado casos de mujeres a las cuales se les han desprendido las trompas de Falopio debido a constantes niveles de ruido. Según la Organización Mundial de la Salud el ruido no debe exceder de 54 dB por el día ni 46 dB por las noches, sin embargo el centro de la Ciudad de México tiene niveles de hasta 75 dB, lo anterior me hace sospechar que sin ese ruido seriamos más que 112 millones de mexicanos.
Vivimos en un mundo fantástico de estímulos sensoriales, pero si quieres seguir disfrutando de la pituda voz de Justin Bieber te recomiendo que le bajes a tu música y descanses el oído tanto como puedas. A veces como un reto me pongo a buscar un lugar y momento donde no haya ruido alguno más que el de mi respiración, te invito a encontrar tu momento, te prometo que te entretendrás por días.
Cuando tenga un hijo (sí mis espermatozoides rockeros lo permiten) y lo lleve a concursar con Chabelo, le aconsejaré que pida silencio al subir por la escalera. Quizá no gane pero al menos estará concentrado y feliz. También así, chance y de viejo pueda escuchar el sonido del control remoto cuando se le caiga, para así encontrarlo y ponerle “mute” al maldito ruido de la tele, esa que hoy taladra mis oídos.
“No rompas el silencio si no es para mejorarlo” Proverbio chino. . (Shhhhhhhhh!)
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