Nuestra cultura está llena de personajes de ficción, unos de los más obscuros y temidos seres son los vampiros. Pensando en sus características, puede ser que el pelo, los dientes, las garras y la sangre sea lo que nos remita a algún ancestral temor por animales salvajes, cuyas presas sí fueron los primeros humanos. La realidad es que, hoy en día, hemos pasado de aquellos personajes oscuros y sanguinarios que nos daban terror como el Conde Drácula al apuesto Edward, el romántico vampiro del que están enamoradas muchas adolescentes. Todo esto cambia una vez más nuestra concepción de los vampiros.
Para indagar en los orígenes de los vampiros debemos retroceder el tiempo hasta 1897, cuando el escritor irlandés Bram Stoker escribió su famosa novela acerca de un personaje que gustaba beber sangre humana. Stoker se basó, principalmente, en Blad Tepes, un héroe rumano del siglo XV que comía pan remojado en la sangre de sus víctimas. Otras influencias para Stoker, fueron las historias europeas que se contaban en aquella época acerca de murciélagos sedientos de sangre que habitaban el Nuevo Mundo, así fue como nació “Drácula”.
Estos murciélagos a los que se referían los conquistadores han gozado de buena y mala fama debido a los vampiros de ficción. La verdad es que existe la errónea creencia de que todos los murciélagos chupan sangre y son peligrosos para los humanos, pero no es así. De las más de mil especies de murciélagos que existen en el mundo, tan sólo 3 tienen la capacidad de alimentarse de sangre, el resto come insectos, frutos, polen, peces y hasta de néctar, como los colibríes. De estas tres especies de hematófagos, como se les llama, dos se alimentan, exclusivamente, de sangre de aves y una sola, Desmodus rotundus, es capaz de alimentarse de sangre de mamíferos. Biológicamente esto es muy singular, pues estos animales, de por sí interesantes por ser los únicos mamíferos que pueden volar, son la única especie capaz de extraer los nutrientes de la sangre que chupan.
Un detalle que quizá no advirtieron los creadores de los vampiros de ficción es que la sangre se coagula muy rápido, así que Drácula, en realidad, no podría beber mucha sangre humana a menos que tuviera la enzima anticoagulante que aplican los murciélagos hematófagos en su saliva al morder, la “desmodaza”. Dicha enzima, por cierto descubierta por un científico mexicano en los años ochenta, está en etapa de pruebas para determinar su eficiencia como tratamiento inmediato para deshacer coágulos cerebrales, conocidos como trombosis. Así que, aquella mordida de vampiro de la que tememos, quizá sea un buen día la única salvación de nuestras vidas.
El terror de los conquistadores españoles por los murciélagos, comenzó cuando observaron que aquellos murciélagos hematógafos chupaban la sangre de sus animales domésticos y su ganado. La verdad es que antes de que invadiéramos su hábitat natural, los murciélagos o también llamados vampiros, se alimentaban de animales silvestres como armadillos y coatís. Al destruir sus hábitats y, con ello, sus fuentes de alimento, los vampiros tuvieron que alimentarse del ganado traído por los españoles, como vacas, caballos, burros, cerdos, chivos, etc. La cosa se puso más terrorífica cuando se dieron cuenta de que no sólo mordían el cuello, pues cualquier parte del cuerpo con piel delgada y buena irrigación es buena para que los vampiros claven sus dientes. Orejas, párpados, patas, dedos de pies y manos eran algunas otras preferencias del selecto menú de los murciélagos en la nueva España.
La mala fama de los murciélagos hematófagos tuvo como primer promotor al conquistador Gonzalo Fernández de Oviedo, quien en 1526 escribió cartas a España informando que los murciélagos del nuevo mundo mordían a los cristianos desangrándolos hasta la muerte, quizá por el virus de la rabia. Obviamente, los indígenas sabían cómo curar estas heridas, pero el conocimiento murió, al igual que los indígenas conquistados tildados de “ignorantes”. La rabia, en efecto, puede ser transmitida por los murciélagos pero son mucho menores los casos, que las afectaciones que causa un perro con esa enfermedad; además, el murciélago contagiado suele morir al contagiarse, paradójicamente, por animales de ganado infectados, como los que trajeron los mismos españoles. Es decir, la rabia al parecer la trajeron ellos mismos.
Pero, para los pobladores prehispánicos los murciélagos, en general, fueron considerados como deidades de la muerte y del inframundo. Quizá, dormir de cabeza en las cuevas y salir por la noche a buscar su alimento son otras características que, además de las anteriores, han sido consideradas por muchas culturas para atribuirles un carácter místico y obscuro. La verdad es que los murciélagos son animales increíbles cuya función ambiental ni siquiera valoramos o advertimos. Por ejemplo, un grupo de 150 murciélagos insectívoros puede comerse a 1.3 millones de mosquitos en un año controlando así, plagas que nos podrían contagiar de enfermedades o destruir cultivos. Los murciélagos también polinizan cada noche una gran cantidad de especies vegetales, por ejemplo, los agaves, así que, sin el trabajo nocturno de millones de murciélagos, no podríamos disfrutar del delicioso mezcal o tequila.
Por otro lado, la importancia de los murciélagos hematófagos radica en sus increíbles especializaciones evolutivas, en ser diferente y, por sólo eso, aportar a la biodiversidad del planeta. Además de este valor biológico, no podemos negar el importante valor cultural que ya hemos comentado. Sin Desmodus rotundus, es muy posible que hoy no existieran sagas de los adictivos libros de Anne Rice, ni las tribus urbanas góticas inspiradas en los vampiros y, sin ellos a “Bella” no le quedaría más que tener un amorío con Jacob el hombre lobo de Twilight.
La fama de los sangrientos o románticos vampiros de ficción ha mitificado a los “murciélagos vampiros” para bien y para mal. Lo bueno es que gracias al Conde Drácula o al Conde Pátula, al menos se mantiene despierto el interés de la gente por estos seres, que antes que villanos o dioses, son animales maravillosos y fascinantes.
No comments:
Post a Comment