Hace un par de horas murió Steve Jobs personaje que sí sabia hacer negocios y crear productos novedosos. Todos conocemos parte de la historia de Steve el chico adoptado que comenzó a hacer computadoras portátiles en el garaje de su casa cuando joven. De manera similar Mark Zuckerberg en Harvad como bien sabemos, realizó (o pirateó) brillantes ideas para hacer la red social más famosa del mundo. Hace más de 500 años Leonardo Da Vinci también a corta edad ya era maestro de pintura y comenzaba a inventar artilugios adelantados a su tiempo como tanques y helicópteros.
De vez en cuando aparecen estos personajes envidiables por sus ideas brillantes, novedosas, o que nos atrapan, o que la mayoría admira o quiere. Quién no quisiera ser millonario a los 23 años, o ser el autor de la pintura más famosa del mundo, o haber creado el producto más deseado del mundo. Como suele suceder, estos personajes brillantes son efímeros y ni los millones de Steve Jobs pudieron salvarlo de su cáncer en el páncreas. Pero quizá es mejor una breve y exitosa vida que una larga y fracasada y aburrida vida, así que supongo que Jobs estará satisfecho de que muchos millones de personas estén enchufadas a un ipod en este instante.
Me pregunto si Leonardo estuviera vivo qué música traería en su ipod o qué frase hubiera escrito en su muro del Face esta tarde al respecto de la muerte de Jobs. No queda más que inspirarse en estos tipos brillantes y continuar tratando de hacer lo mejor, para conseguir ese destello que nos lleve al éxito en esta breve vida.
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